Refelexología postural
Los rasgos fundamentales de la reflexología postural
Desencadenándose las reacciones posturales aparecen múltiples estímulos hacia las articulaciones, capsulas articulares, tendones, el aparato vestibular, los receptores de estiramiento de la musculatura, etc. Los impulsos aferentes que por tanto resultan son, sobre todo, de carácter propioceptivo. A ello se suman estímulos exteroceptivos (contacto) e interoceptivos (movimiento visceral, pleura y mediastino), los cuales durante el desencadenamiento de las reacciones posturales estimulan al sistema nervioso central. El cambio postural repentino, durante la realización de las reacciones posturales, provoca aferencias características, también a través de receptores visuales.
Bajo una realización precisa de las reacciones posturales se espera un afluente aferente constante desde distintas fuentes de estímulos. Por consiguiente, resulta una respuesta característica, reproducible del SNC a un estímulo complejo, aunque „estandarizado“ en su globalidad.
En este sentido, cada reacción postural representa una unidad característica de aferencia, la cual crea acceso a un patrón motor y postural, el cual en caso de necesidad (afrontamiento del individuo al medio ambiente) es facilitado por el SNC.
Dichas unidades de aferencia varían en distintas reacciones posturales (por ejemplo en la reacción de tracción y reacción de Landau). Sin embargo, dentro de la respuesta específica de la reacción global, se observan patrones parciales similares (por ejemplo, la postura de las piernas en la reacción de tracción y reacción de Landau). Dicha similitud de respuesta característica entre reacciones de los patrones parciales son consecuencia del proceso de coordinación central, el cual se encuentra en una estricta correlación con la edad de desarrollo del niño.
Patrones parciales típicos son
El patrón tipo Moro de los brazos
Durante el periodo neonatal en las reacciones de Collis, Peiper-Isbert y Vojta aparece un movimiento horizontal de los brazos, conocido como reacción de Moro.
Reacción de suspensión horizontal de Collis, reacción de suspensión vertical de Peiper y
reacción de Vojta
Más allá de dicha fase “holocinética“ del desarrollo, el comportamiento de los brazos en la reacción de Peiper-Isbert, entre la 6ª y 12ª semana, se parece al componente tónico de la reacción de Moro tal y como se observa en la 2ª mitad del 1º trimestre. En la reacción de Vojta este tipo de reacción aparece después de la 10ª semana y perdura hasta la 20ª semana. En la reacción de Collis solo existe de la 7ª a la 8ª semana de desarrollo.
La sinergia flexora de las piernas
En la reacción de Landau, la reacción de suspensión axilar y también (aproximadamente) en la 1ª fase de la reacción de tracción, la postura de las piernas es la misma. La postura de flexión inerte de las piernas en la reacción de suspensión axilar y en la reacción de Landau se mantiene durante todo el primer trimestre, sin embargo en la reacción de tracción ya desaparece en la mitad del 1º trimestre.
Reacción de Landau, reacción de suspención axilar y reacción de tracción
Aparece una flexión activa de las piernas hacia el tronco. Dicho patrón motor y postural le llamamos sinergia flexora de las piernas. En la reacción de tracción aparece en la mitad del 1º trimestre, en la reacción de suspensión axilar y la reacción de Landau en la transición del 1º al 2º trimestre, y en la reacción de Vojta no se ve hasta la transición del 4º al 5º trimestre. La disminución de la sinergia flexora de las piernas también aparece en todas las reacciones nombradas, aunque en momentos diferentes.
La importancia de la reflexología postural en el diagnóstico del desarrollo
Las reacciones posturales son posturas y movimientos complejos, adoptados de forma refleja tras el cambio repentino de la posición del cuerpo. Para que sean aplicables clinicamente
- las respuestas motoras al cambio de la posición del cuerpo han de ser visibles y regulares, es decir que han de ser reproducibles.
- Las respuestas motoras han de reflejar la reactibilidad del sistema nerviosos central en las diferentes fases del desarrollo.
- Han de ser diferenciables las reacciones normales de las anormales.
Moro ya expresó tales ideas respecto a su reflejo. Landau también postulaba de forma semejante a las fases de desarrollo de su reacción postural. Mantenemos la idea de las distintas fases de desarrollo de las reacciones posturales por los siguientes motivos:
- El control automático de la postura es un proceso activo. Representa una función muy compleja del SNC, la cual ya existe en el periodo neonatal.
- Las reacciones posturales, como movimientos reflejos o posturas reflejas, poseen un contenido cinesiológico visible. Hacen uso de unos juegos musculares visibles.
- Es posible relacionar las reacciones posturales normales con otras funciones del SNC.
La realización “lege artis“ de las reacciones posturales, por ejemplo, permite sacar las siguientes conclusiones:
Un niño, que a finales del 2º trimestre muestre reacciones posturales correspondientes a su edad, posee las siguientes capacidades (ver imagenes de arriba)
- El niño es capaz de realizar la prensión radial. Condiciones previas para ello son el movimiento de pronación del antebrazo, la apertura completa de la mano y la abducción del metacarpo. Todo esto se muestra mediante la reacción horizontal de Collis.
- El niño es capaz de apoyarse sobre las palmas de las manos en decúbito prono. Ha alcanzado el apoyo simétrico en codos y también el apoyo asimétrico en el codo. Por tanto, en decúbito prono se libera una mano para realizar la prensión.
- Suponiendo un futuro desarrollo sin más alteraciones, el niño no tendrá problemas importantes de la estereognósia.
- Ha desaparecido el reflejo de prensión palmar, condición previa para una función de apoyo normal de la mano.
- El niño es capaz de realizar el volteo de decúbito supino a decúbito prono, de forma coordinada. Para ello, debe de ser capaz de usar de forma segmental la función de apoyo correspondiente a nivel de la cintura escapular y pélvica y también la función de apoyo del cuerpo en decúbito lateral. Un niño que voltea en bloque no es capaz de apoyarse en decúbito lateral. Dicha función la reconocemos cuando se cumple la 2ª fase de la reacción de Vojta.
- Está presente el reflejo óptico-facial (parpadeo reflejo a un estímulo óptico). De no ser así, ha de comprobarse la posible existencia de una alteración visual y/o de una problema del desarrollo mental. La 3ª fase de la reacción de Peiper-Isbert no solo determina el alcance del nivel de desarrollo completo del 2º trimestre, sino que también presupone la existencia de la parte óptica del control de la reactibilidad postural.
- Si coinciden el nivel de desarrollo alcanzado y la edad cronológica del niño, se descarta una alteración importante del desarrollo mental.
- No existe una parálisis cerebral infantil si las reacciones posturales nombradas son normales, ya que cualquier desarrollo de parálisis cerebral, por mínima que fuese, se acompaña incluso en las primeras semanas de vida de una alteración de la reactibilidad postural, la cual se evidencia mediante reacciones posturales anormales o disarmónicas. La disarmonía se expresa observándose al mismo tiempo patrones parciales de niveles de desarrollo distintos (por ejemplo, los brazos muestran un nivel de enderezamiento inferior a las piernas)
- Si coinciden el nivel de desarrollo postural alcanzado y la edad cronológica del niño , se descarta la existencia de una alteración congénita hormonal o metabólica, con posibles repercusiones en el desarrollo mental y/o motor.
¡La edad de desarrollo postural se averigua antes de conocer la edad cronológica!
Si existe coincidencia respecto al nivel de la reactibilidad postural, el nivel de desarrollo de enderezamiento, de la motricidad fásica (espontánea) con la edad cronológica, se trata de un niño desarrollado de forma normal con un pronóstico normal de desarrollo.